La pastilla cae y flota sobre el hielo.
Pronto se disolverá en el brebaje.
Ya no habrá que ver alegrías.
Ya no habrá que soportar tristezas.
Los labios amados junto a otros labios,
las penurias detrás del rimmel,
o los que mendigan su soledad.
Ya no habrá que ver alegrías.
Ni soportar
tristezas.
El pecho ríe porque sabe que olvidará.